• Paseando a caballo sumergidos en un lago y visitando unas pirámides cuyos tesoros fueron arrebatados por una inundación, es lo que nos espera en esta aventura.

Por: Raúl García

¡Llegó nuestro #ViernesDeViajes!, y con él una nueva aventura en el hermoso estado de Veracruz. Ya realizamos descensos espectaculares en los rápidos, saltamos desde la pared de roca de la montaña, exploramos cavernas hasta deleitarnos con la caída de la balsa en el segundo descenso, nos dejamos llevar por corriente y degustamos una comida deliciosa en el río Filobobos. 

Ahora, para culminar nuestro viaje por Tlapacoyan, recorreremos como los antiguos exploradores y llegaremos a ruinas prehispánicas en medio de la selva. ¿Sabes qué lugar es el que visitaremos? ¡Nos vamos a Vega de la Peña a paso de caballo!

Con cantos de aves y del sonido del viento sobre la copa de los árboles, despertamos en nuestro ultimo día en Tlapacoyan Veracruz, dejamos las balsas por caballos y nuestros chalecos salvavidas por botas y sombreros, porque nuestro destino es Vega de la Peña. 

El recorrido comienza en una plantación cercana de banano. Atravesamos pequeños puentes y caminos vecinales de terracería hasta que llegamos a donde inició nuestro viaje la semana anterior, cerca de la cascada de “El Encanto”, pero esta vez lo atravesamos.

Lento, pero con paso firme, nuestro caballo se va internando en lo profundo del lago, hasta que sólo su cuello, cabeza y dorso quedan fuera del agua -y obviamente nosotros también- nuestras rodillas y piernas están sumergidas, el agua es un poco más fría de lo que recordamos. Poco a poco vamos llegando a la orilla del río y delante de nosotros vemos una enorme planicie entre las montañas; ahí nos sentimos justo como primeros exploradores.

                                                                               

En el recorrido nos encontramos con más ríos y vados, algunos de ellos pequeños y otros grandes, rodeados de cientos de juncos y enormes árboles. En una parte del recorrido nos encontramos con ganado de los lugareños pastando libremente en la llanura, nos miran con curiosidad y algunos de ellos comienzan a caminar hacia nuestra dirección; en unos momentos nos sentimos acompañados, hasta que su inspección hacia nosotros los invasores termina. Detienen su paso, pero no así su mirada curiosa que nos sigue hasta que nos perdemos en la llanura.

Al salir de un pequeño río y de entre varios juncos y pastos grandes, perturbamos a algunos buitres y zopilotes que descansaban; molestos y somnolientos emprenden el vuelo, nuestra mirada sube mientras ellos se elevan en el cielo azul. Al bajar la vista hacia nuestro caminar, descubrimos a la distancia el destino que esperábamos: las pirámides de Vega de la Peña.

                                                                                       

Llegamos y desmontamos para comenzar el paseo en estas fascinantes ruinas arqueológicas.  Nos topamos primero con un conjunto habitacional, para continuar con un camino de piedra rodeado de maleza y selva; justo al llegar al final del sendero descubrimos una gran plaza rodeada de pirámides, muchas de ellas con su techo y varias columnas aún en pie, otras aun cubiertas en la maleza.

Al pensar en sus días de gloria imaginamos su majestuosidad, en el ir y venir de sacerdotes, guerreros y pobladores de la zona para compartir sus experiencias y crear los maravillosos ritos que hoy sólo recordamos en los libros de historia.

Cerca del río existe una pirámide donde sólo podemos apreciar “el cascarón” de la parte delantera.  El guía nos cuenta que hace muchos años una fuerte inundación ocurrió y sobrepasó lo imaginable, provocando que las estructuras colapsaran y la mitad de la pirámide se fuera junto con los grandes tesoros en su interior.  Es como si los Dioses hubieran creado la inundación para llevarse los secretos con el río.

                                                                          

Terminamos nuestro recorrido bordeando el río, dirigiéndonos a nuestros caballos y justo arriba de nosotros una gran parvada de aves de color naranja y amarillo comienzan a cantar y volar hacia la dirección del río.  Nuestro guía nos dice: “me gusta pensar que nos despiden agradeciendo nuestra visita, esperando algún día nuestro regreso a esta mágica tierra de Veracruz, el poblado heróico de Tlapacoyan”
¡Mejor frase para nuestro recorrido final no podía existir!

¿Qué llevar?
Para nuestro recorrido a caballo:
  • Pantalones cargo o de mezclilla, procura no llevar short para protección de mosquitos y plantas.
  • Gorra o sombrero; evita llevar colores muy llamativos, no sea que un toro sienta que está en el ruedo.
  • Botas ligeras
  • Botella de agua.
  • Cámara antigolpes y agua.

¿Qué no llevar?
  • Abrigos, chamarras e incluso impermeable (este último sólo si llueve) están de más y podrían estorbarte.
  • Botas grandes y pesadas (tus pies no cabrán en el estribo de la silla del caballo)

Agradezco a Aventurec por las atenciones prestadas para realizar todos estos viajes inolvidables en el estado de Veracruz en nuestro hermoso México.
 

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