El año se va volando, ¡y nosotros también! Así es, con un vuelo de más de 15 horas al otro lado del mundo, pasaremos sobre los Estados Unidos, haciendo escala por Canadá, atravesaremos el Océano Pacífico por la costa del continente, observando el hielo del norte hasta llegar a nuestro destino; este es un país lleno de tradición y nuevas tecnologías, donde lo viejo se une con lo nuevo en armonía; donde se defendió con gran honor esas mismas tradiciones que hacen que este país sea uno de los más grandes del mundo, y no por su tamaño, sino por la fuerza de su gente. ¿Ya sabes a dónde iremos este mes? ¿Listos para la noticia? ¡Nos vamos a Japón!

El viaje comienza muy temprano ¡pero muy temprano! y en el aeropuerto; nos espera un viaje de 16 horas aproximadamente hasta llegar al aeropuerto internacional de Narita.  Salimos de madrugada y llegamos ya entrada la noche.  Desde el primer paso en la aduana sabes que estás muy lejos, pero muy lejos de casa.  Al llegar al mostrador, enseñando el pasaporte a una persona muy sonriente nos comenta: "¿México?, How do you say?…"¡Hola mucho gusto!", y con otra sonrisa en el rostro nos regresa el pasaporte para ir por nuestro equipaje.

Aquí es diferente a cualquier otro aeropuerto de México. No es necesario salir para dirigirte a Tokio, que es nuestro primer destino; en el mismo aeropuerto existe una terminal de trenes. Al comprar tu boleto de tren debes asegúrate de que sea el indicado y estar puntual, el tren de las 6:15pm no es el mismo de las 6:18pm ¡así de puntuales son!,  y desde el principio debes hacerte a la idea de esa puntualidad. Una vez en el tren llegas a apreciar el paisaje de la costa hasta que poco a poco va desapareciendo, y  pasando un túnel debajo de una montaña aparecen como por arte de magia las luces y los rascacielos de Tokio, la capital de Japón.

Nos hospedamos en un hostal llamado Yanagibashi Taito-Ku, donde duermes y tienes un desayuno simple; de ahí tomamos el tren en la estación Asakusabasi, cerca de nuestro primer lugar por visitar: la torre de Tokio. Al llegar notas un parecido con la Torre Eiffel de Paris, y es porque se basaron en ella para su construcción. La torre mide 332,6 metros de altura, 8,6 más que la torre de Paris, con lo que es la torre de metal más alta del mundo.

Para subir tienes que pagar el precio de entrada por niveles; su costo es de 20¥ (como 30 pesos)   hasta el primer mirador y 1.420 ¥ (alrededor de 100 pesos) hasta el segundo, que es donde realmente vale la pena.  Tienes una vista de 360 grados de la ciudad. En el elevador se va explicando -por medio de una grabación- su historia, su construcción y el hecho de que si sientes que se mueve no debes tener miedo, es ago normal por el viento.

Llegas ahí por la Estación de Akabanebashi de la línea Oedo del metro.

                                                                                             

Terminando tomaremos de nuevo el tren hasta Harajuku, donde de nuevo pasamos a lo tradicional, Meiji Jingū (明治神宮) donde nos adentramos en bosque olvidando el ajetreo de la ciudad, construido en el estilo tradicional Nagarezukuri y hecho principalmente con Ciprés y cobre japoneses, te llevará en un viaje del tiempo escuchando el graznido de los cuervos y diferentes aves.  En cada paso que das te adentras más y más en la historia de Japón.

Este Santuario está compuesto por dos zonas principales, una de ellas es el Naien, que es el recinto interior; se centra en los edificios del santuario e incluye un museo del tesoro que contiene pertenencias del Emperador y la Emperatriz. Este museo del tesoro está construido en el estilo Azekurazukuri. La parte exterior llamada  Gaien, donde existe una Galería pictórica Meiji, una colección de 80 grandes murales ilustrativos de los sucesos en la vida del emperador y su esposa, incluye el Salón Memorial Maiji, que fue usado para las reuniones del gobierno de la Constitución Meiji a finales del siglo XIX. Hoy es usado para celebrar bodas shintoistas, y si tienes suerte te puedes topar con alguna celebración ¡no lo dudes!, con respeto puedes seguirla.

                                                                         

Continuando con nuestro recorrido por esta bella ciudad, regresamos al tren para continuar en la estación de 渋谷区 Shibuya-ku, este es el corazón comercial de Tokio.  Encontrarás desde zapatos tradicionales hasta ropa de la más extravagante y elegante.  Ya que estamos ahí, aprovechemos en comer una verdadera comida japonesa en uno de los muchos pequeños restaurantes de la zona;  te darás cuenta que lo que en México llamamos comida japonesa no tiene nada que ver con comerla en el país de origen.  Arroz, pollo, camarones, pescado, no te quedes con la ganas y prueba lo que gustes. Al terminar de comer, recorre las diferentes tiendas.  

Cruzar por Scramble Kousaten es toda una experiencia, se dice que es el cruce mas abarrotado del mundo, y podrás apreciar que talvez sea verdad.  De frente se encuentran tres edificios con tres enormes pantallas de televisión, que más que televisores pareciera que el mismo edifico está vivo. En contra esquina encontrarás la Plaza Hachikō (ハチ公) que relata la popular historia del perro fiel que esperó a su amo durante años a que regresara y la ciudad conmemoró tal retrato de amor con una estatua y plaza en honor a este can;  es además uno de los puntos de reunión más importantes de la ciudad.
Las estaciones principales de tren son la propia Shibuya, Yoyogi, Harajuku y la estación Harajuku.

                                                                                   

Seguimos en nuestro viaje, ahora en Asakusa; éste es el templo más antiguo de Tokio, está dedicado a la diosa Kannon, que según la leyenda -cerca del año 628- dos pescadores encontraron una estatua de esta diosa en el río Sumida, y aunque regresaban la estatua al río ésta siempre regresaba a ellos.  Para llegar al templo, el recorrido está rodeado por tiendas y kioscos.  También puedes probar galletas japonesas, generalmente de trigo, todo tipo de Osembe que son principalmente de trigo, además de que puedes adquirir un hachimaki (pañuelos con motivos japoneses). Si continuamos caminando, nos encontramos con el gran incensario “O-koro”; se dice que el humo cura a los enfermos y fortalece a los débiles.

                                                                               

Termina nuestro recorrido por el día de hoy, no sin antes detenernos en Akihabara, que significa “Campo de las Hojas de otoño”.  Está ubicada a menos de cinco minutos de la estación de Tokio, en el distrito de Chiyoda; éste unos de los pocos lugares en Tokio donde los encargados de las tiendas hablan español, chino, portugués, entre otros.  De verdad que dibujas una sonrisa cuando escuchas tu idioma natal en un país donde no se habla; reconforta y da ánimos por seguir adelante.  

Debido a que Akihabara tiene gran afluencia de extranjeros, muchas tiendas son del tipo “Duty Free”, que con sólo tu pasaporte puedes tener un producto libre de impuestos, además que en esta zona está todo, pero todo lo relacionado con el anime y los videojuegos como Square-Enix, Gonzo etc. Recorre este distrito asombrándote y descubriendo en cada paso el por qué de su popularidad ¡y si tienes la fortuna puedes encontrarte unos buenos tacos al pastor!, como me sucedió; muchos me dirán "¿Tacos?, ¿por qué comiste tacos al pastor?". De verdad que en un viaje así se extrañan, es como escuchar tu idioma entre la multitud y que irremediablemente giras tu cabeza esperando encontrar el origen de las palabras.

                                                               

Llega la noche y nos preparamos para nuestra próximo destino, ni más ni menos que Kyoto, una ciudad mágica, llena de templos, castillos y una sensación de tranquilidad como pocas. Así que no te puedes perder el próximo viernes nuestro recorrido por Kyoto y sus 2000 templos.

¿Qué llevar?

¿Qué no llevar?

 

¿Qué más visitar en Tokio?

 

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