Por: Raúl García
 
¡Mmmmm!… Xocolatl
 
Un alimento que ha estado en nuestra cultura desde tiempos donde en la ciudad de México existía un gran lago rodeado de hermosos bosques y en medio de este un gran imperio.  Es tan fabuloso que al verlo y explorarlo los europeos encontraron algo que cambió para siempre el sabor, y que llegó para quedarse en todas las partes del mundo.  Este alimento es el chocolate, que creó una fusión de sabores y tradiciones nunca antes vistas.

                                                                                                
                                                                                                                   Foto via: Raúl Gracía - Museo del Chocolate

Imagina sensación de un lugar, un ambiente dulce, que donde quiera que voltees exista la fantasía de todo niño y niña: ¡chocolate por todos lados!
 
Lo mejor de todo es que realmente existe ese lugar, y es “El museo del Chocolate”  (MUCHO), que se encuentra ubicado en  la calle Milán No. 45 esq. Roma, Colonia Juárez, Delegación Cuauhtémoc, en el D.F.                                                                               
                                                            
                                                                                                           
                                                                                                             Foto via: raúl García - Visitante del Museo del Chocolate

Desde que entras a esa casona antigua por su enorme portón de madera respiras un aroma dulce que hace que cierres los ojos por un momento y viajes a un lugar alejado del ajetreo de la ciudad, dejándote llevar por la mágica sensación en tu nariz. 
 
El recorrido comienza con unas escaleras, de esas que ya no se hacen, de escalones pequeños de madera en las que cada paso delata tu destino para que al llegar te reciba una representación del ingrediente estrella del museo, y hasta un techo lleno de molinillos que cuelgan del mismo.  Saben qué es un molinillo, ¿verdad? Tal vez es muy obvio, pero para los que no sepan se los explico: es un utensilio, principalmente de madera, que se utiliza especialmente para preparar el dichoso chocolate caliente y otras bebidas como el atole, produciendo espuma al prepararlo.
 
                                                                                                      
                                                                                                                   Foto via: Raúl Gracía - Parde de Chocolate

En el museo te encuentras con detalles del chocolate y su historia, su forma de prepararlo, de servirlo y de cómo ha evolucionado al pasar de los años, hasta llegar a latas de Choco Milk, para que recuerdes cómo era quedar con los bigotes de leche después de un trago de leche fría en una tarde calurosa.  Te trae muchos recuerdos ¿no?
 
Pasando de sala en sala te vas empapando de la historia dulce del chocolate y, aunque todo es increíble, lo mejor está por venir. Existe un cuarto especial, este cuarto es el más maravilloso de todos, es el sueño de todo niño o niña, porque las paredes están cubiertas de chocolate desde el piso hasta el techo. Cuando entras, el aroma es indescriptible, hace que no quieras salir, y ansías darle una mordida a las paredes; puedes estar el tiempo que desees, la única restricción es: ¡no comerte el chocolate!

                                                                                                    
                                                                                                                    Foto via: Raúl GracÍa - Figura de Chocolatre
 
Continuando con el recorrido te encontrarás una caja de chocolates del tamaño de un armario y varias piezas simuladas con este ingrediente.
El museo es pequeño, y no tardas mucho tiempo en recorrerlo.  Tiene un costo para el público adulto de $65 pesos; niños, estudiantes y personas de la tercera edad: $40, y un paquete familiar de 2 niños y 2 adultos por $160.
 
                                                                                                
                                                                                                                   Foto via: Raúl García - Caja de Chocolates

Al salir del museo puedes caminar por las avenidas de la Colonia Roma, comer en uno de los pequeños restaurantes o cafés, contemplar algunas edificaciones, y si vas en fin de semana puedes visitar sobre la calle Álvaro Obregón un pequeño mercado de antigüedades, arte y curiosidades.
 
Así que, ¿qué esperas para recorrer el dulce sabor de una historia que cambió los menús de todo el mundo?
 
El museo del Chocolate es perfecto para enamorados porque, ¿qué es el amor sin el chocolate? y si aún no hay amor, ¡qué dulce es saber que existe algo que casi llega a ese mismo nivel!
 
Recomendaciones
 
Que SI llevar
  • Actitud.
  • Zapatos cómodos, aunque no es difícil recorrer el museo.
  • Cámara.  Tienes permitido tomar fotografías.
  • Paraguas, para estar prevenido a la llegada y salida del museo.
 
Que NO llevar
  • Bultos o mochilas grandes.
  • Hambre.  ¡Por aquello de que quieras comerte el museo entero!
  • Comida dentro del museo.
 
El museo no tiene estacionamiento, así que si vas en auto es probable que tengas que pagar otro estacionamiento.
 
Dentro del museo existen cursos de cocina, cursos de verano y diferentes talleres, ¿que más se puede pedir?
 
Recuerda que respetando las exposiciones ayudamos a que existan lugares así en nuestra ciudad; por lo tanto, por muy tentador que sea no maltrates las paredes o piezas, y no corras dentro del museo.
 
Es tiempo de disfrutar los sabores y la historia que México tiene para ti.
 

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