• Muchas veces hemos escuchado esta palabra, pero ¿de dónde viene y cuáles son sus principios?

Por: Paulina De la Mora

La palabra Karma ya se ha vuelto un clásico en nuestro vocabulario; la incluimos en frases como “el Karma existe”, “acuérdate del Karma” o “el Karma se regresa”. Pero en sí,  ¿qué es Karma? La palabra Karma viene del sánscrito, y su significado es “acción”; esta es usada  para referirse a las acciones y sus consecuencias. Las acciones que tenemos dejan huellas o impresiones en nuestra mente, que con el tiempo producen resultados a corto, mediano y largo plazo.

En la fisiología Hindu y Budista existe la ley karmática. La rueda de la vida o “samsara” simboliza el ciclo de la vida, que viene siendo el nacimiento, la vida y la muerte. El ciclo -al igual que la rueda- no tiene principio ni fin. Esta ley dice que para cada acción, existe una consecuencia, para cada causa un efecto, y todo lo que se envía al Universo se te regresa, y esto se puede manifestar durante un ciclo de la rueda de la vida o durante el siguiente.

La filosofía Hindú cree que si nuestras acciones no son los suficientemente buenas, en vez de evolucionar podemos estancarnos y hasta regresarnos en el camino espiritual. Aparte de que hay ciertos obstáculos en cuestión de karma que serían el ego, la ignorancia, la ambición, el odio y rabia y el miedo a la muerte.
 
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       Foto via: desmotivaciones.es
 
En el Budismo, todos podemos generar karma con pensamiento, palabra o acción; cada individuo tiene el poder o la responsabilidad de moldear su vida -presente o futura- de acuerdo a sus acciones, y puede ir cambiando el proceso kármico en cualquier momento. En ésta,  el énfasis está en la intención más que en la acción y se puede acumular karma de diferentes maneras: a través de pensamientos, palabras, de acciones propias y acciones ajenas cuando han sido motivadas por nosotros.

En sí, la ley del karma es una ley de causa y efecto que establece que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son causas y nuestras experiencias son sus efectos. Esta enseña que cada individuo tiene una disposición mental, una apariencia física y unas experiencias únicas; es decir, no hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones y nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que el otro, por lo que cada quien posee su propio karma.

Para lograr un buen karma es necesario actuar de manera correcta tratando que toda acción que se haga beneficie al individuo y a quienes lo rodean, así como también a la humanidad. Este dharma (camino) genera un buen karma, ya que tiene el poder de balancear y borrar el mal karma acumulado.

También se dice que hay diferentes maneras de acumular dharma y de aprender a minimizar el mal karma en nuestras vidas, ya que si seguimos cometiendo los mismos errores, seguiremos manifestando las mismas lecciones que necesitamos aprender en nuestras vidas. Una forma es abrir nuestra consciencia, no vivir con los ojos cerrados; tenemos que entender que nuestra existencia tiene un propósito mayor que el simplemente existir.

Cuando entendemos que todo es una lección y que la ley del karma nos explica que todo lo que pasa lo hemos sembrado nosotros, la culpa ya no es bienvenida.  Hay que dejar de culpar a los demás por las cosas que nos suceden, y solo así podemos asumir el control y poder de lo que tenemos sobre nuestra vida.

Además, todos estamos en este camino; nos hemos equivocado y aprendido.  Hay que entender que todos estamos trabajando en ello y debemos respetar el camino de los demás, por lo que hay que elegir muy bien nuestras acciones, ya que crean nuestra realidad. Es importante empezar a ser consientes de nuestros actos negativos y estudiarlos.

La generosidad, gratitud y bondad hacia los demás son esenciales para nuestro avance espiritual, así que todo está en nuestras manos.

Nadie se escapa de sí mismo – Baghavad gita.

Namasté

 

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