• Esto es lo que debes saber si conoces a alguien que padece algún trastorno mental.

Por: Paulina De la Mora
 

En México, 1 de cada 10 personas tienen un trastorno o enfermedad psiquiátrica y muchas de ellas son rechazadas, lo que provoca tener relaciones personales complicadas, menos oportunidades laborales ¡en fin!, un mayor aislamiento social.

Lamentablemente, los estigmas a las enfermedades mentales siguen muy arraigadas en la sociedad. Las situaciones en que viven pueden afectar muchas esferas de su vida y su tratamiento. El estigma tiene tres componentes: uno relacionado con las creencias, el segundo es el vinculado a los sentimientos y por último el asociado a las acciones.

Una enfermedad mental es como cualquier otra, la diferencia es que no se ve a simple vista, pero ahí está presente y latente.

                                                                                
                                                                                Foto vía: Spring org.uk

Si conoces a alguien que esté teniendo una batalla diaria con una enfermedad mental, hay ciertas cosas que no le debes de decir, aunque sea con las mejores intenciones, como por ejemplo:
 
  • “No exageres, todo está en tu cabeza, cálmate o simplemente respira”.  No es que reaccionen de más, que exageren o que se lo inventen; a veces el cuerpo está cansado por las diferentes reacciones químicas y les es imposible hacer cosas físicas muy sencillas o se cansan antes de tiempo. En cuanto a reacciones emocionales, multipliquen como por 100 lo que ustedes sienten, eso es lo que siente alguien que está padeciendo alguno de estos trastornos.  No es que alguna emoción o malestar lo esté inventando o exagerando, por lo que debes comprender que también es muy difícil que pueda calmarse rápidamente.  
 
  • “Ve a terapia”.  Sí,  es bueno, pero esto no soluciona todo en la primera semana; es un camino lento con mucho trabajo y con muchos altibajos.
 
  • "Tomate el medicamento y ya”. Es lo mismo que la terapia, el medicamento ayuda si se requiere, pero no quiere decir que todo lo solucione al 100%; además, sucede que una gran mayoría puede llegar a sentir vergüenza o culpa al tener que tomar medicamentos para regularse.

Cuando sucede esto en algún círculo cercano de la persona afectada, se vuelve muy difícil pedir ayuda y hace que las personas se lleguen a sentir como monstruos y realmente solos.

Si conoces a alguien que tenga una batalla diaria con alguna enfermedad mental, a veces las pequeñas cosas como una llamada, una visita, una invitación o un mensaje espontáneo son los que hacen diferencia en su día a día. 
 

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